miércoles, 20 de febrero de 2019

Aliméntate a diario con la Palabra de Dios

                                                 Una mujer compró un loro, se lo llevó a casa y al día siguiente volvió a la tienda de animales diciendo: 'Este pájaro no habla". El dueño le preguntó: '¿Tiene un espejo? A los loros les encantan los espejos. Se ven así mismo y empiezan a conversar'. Así que la mujer le compró el espejo. Pero volvió al día siguiente, pues el pájaro seguía sin hablar. '¿Por qué no le lleva una escalerita? A los loros les encanta subir y bajar la escalera, y un loro contento está más dispuesto a hablar. La mujer compró la escalerita. Sin embargo, volvió al día siguiente; el loro seguía sin hablar. '¿Le ha puesto un columpio? Si no, ese es el problema. Con el columpio se relaja y se pone a hablar como como loco. No muy convencida la mujer compró el columpio y se fue. Al entrar en la tienda al día siguiente, podía verse que le había cambiado el semblante. 'Se me murió el loro', dijo. El dueño de la tienda no daba crédito. 'No sabe cuanto lo siento. Pero dígame una cosa, ¿llegó a decir algo?' Si, dijo justo antes de morir' respondió la señora. 'Dijo: "Pero no venden comida para loros en esa tienda?".
                                                   Moraleja: Puedes pasar la vida mirándote al espejo, cuidando de tu apariencia; o subiendo escalones, preocupándote de avanzar tu carrera; o en columpios, tratando de divertirte lo más que puedas; y sin embargo, morirte de hambre espiritual. La Madre Teresa decía que los casos más difíciles  con los que trataba en Calcuta eran personas que habían perdido totalmente el apetito o que estaban tan enfermas que no podían alimentarse o digerir la comida. ¡Morirás espiritualmente si no te alimentas a diario de la Palabra de Dios! Jeremías escribió: "Fueron halladas tus palabras y yo las comí. Tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón..."

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