jueves, 21 de febrero de 2019

La recompensa de la bondad

                                                  Abraham envió a su criado Eliezer a buscarle esposa a su hijo Isaac. Al llegar al pozo de una pequeña ciudad, Eliezer oró: Que la mujer que ofrezca agua a mis camellos sea la que has elegido" De repente aparece Rebeca y dice: "Bebe, y también daré de beber a tus camellos". Rebeca no se imaginaba, ni por lo más remoto, que Eliezer podía cambiar su vida. No sabía que su muestra de bondad le abriría la puerta de una gran bendición.
                                                   En el Antiguo Testamento, era la costumbre ofrecer agua a los forasteros; eso formaba parte de las reglas de hospitalidad. Los judíos creían las palabras: "No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos,sin saberlo, hospedaron a ángeles". ¿Pero quién le iba a ofrecer agua a unos camellos sedientos? Un camello puede beber hasta 150 litros de agua.¡Te puedes pasar medio día dándole de beber! Rebeca, fué generosa con un total desconocido, no buscó nada a cambio, sino que lo hizo por el gozo de servir. Lo que no sabía era que esos camellos la llevarían a encontrarse con Isaac, la harían su esposa, la agasajarían con riquezas y la incluirían en la familia de Cristo.
                                                    Por lo tanto si quieres que te vaya bien en la vida, llega antes de tiempo, quédate más tarde, trabaja duro, sé honrado y alguien que resuelve problemas. Vive de acuerdo a la enseñanza de Cristo de: "...Ve a una segunda milla" La clave del éxito no consiste en limitarnos a hacer justo lo que se espera de nosotros, sino un poquito más. Claro que los camellos son un poco desagradables, pero de esta situación desagradable se desprendió lo más hermoso que jamás le había sucedido a Rebeca.

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