viernes, 8 de noviembre de 2019

Cómo guiar a tus hijos adolescentes (3)

                                              Si te has propuesto a toda costa cambiar a tu hijo, ¡cambia tú primero! Intentar cambiar a los demás no suele dar resultados. El mensaje que los adolescentes perciben con esos esfuerzos es el de "no te acepto como eres". Y eso mismo hace de ellos unos "rebeldes con causa" siendo esta resistir tus tentativas de cambiarlos. La mejor forma de cambiar a alguien es variar la forma en que lo tratamos. Cuando modificas tu acercamiento a ellos, las cosas serán diferentes; puesto que el estímulo es distinto, su respuesta a él también lo será. Si las técnicas que usas no están funcionando, reflexiona y haz algo que funcione. No tienes que tener la solución perfecta al principio. Con sólo dejar ese conflicto constante y frustrante con ellos se mejorará el ambiente, disminuirá la tensión y se dará paso a una estrategia más eficaz. El reñir a tus hijos continuamente, hace que se pregunten: '¿Pero por qué estás siempre encima de mi? y eso impide que enfrenten la raíz del problema. Al mermar la tensión, y confirmar a tu hijo lo que él representa para tí, aumentará las posibilidades de éxito. La mente de los adolescentes funciona de una manera un poco rara. No están locos, pero se enfrentan a un cambio físico muy grande. Hubo un tiempo en el que se pensaba que para cuando un niño tenía cinco años, su cerebro ya se había formado por completo. ¡Pero nos equivocamos! Ahora sabemos que el desarrollo más complejo del cerebro se produce durante la adolescencia. En esos años las neuronas saltan de forma espontánea, sin avisar, y sin que haya un estímulo racional, haciendo que el muchacho se sienta abrumado por sentimientos que no entiende y que no ha aprendido a controlar. Por eso se comportan de forma tan errática, incoherente, impredecible e irritable. Tú debes hacerte cargo de ese proceso y ser una influencia tranquilizante. Este tiempo "desconcertante" pasará. Mientras tanto, ora, porque: "...Mejor es la sabiduría que la fuerza...".   

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