sábado, 3 de octubre de 2020

¡Dalo todo !

                                      Hazte estas dos preguntas: Primera, ¿quiero lo mejor que tiene Dios para mí?. No es fácil levantarse temprano mientras otros duermen y prepararse para los desafios. Como Jesús en Getsemaní, re darás cuenta de que es difícil encontrar a alguien que permanezca a tu lado mientras te preparas; pero no puede haber celebración sin preparación. No todo el  el mundo sabe manjar el éxito; muchos prefieren una vida tranquila lejos de las críticas y de las presiones. Pero si quieres lo mejor de Dios, puedes obtenerlo. Si hay pasión dentro de tí, no te dejes achicar por el precio a pagar, sino que te enfocarás en la meta y trabajarás para llegar a ella. Segunda pregunta: ¿Qué fuerte es mi deseo? Si no tienes verdadero anhelo por algo, nunca superarás los obstáculos. El auténtico poder se desprende de un deseo encendido en la hoguera de los anhelos no cumplidos.

                                      Los corredores de fondo tienen tienen que dar zancadas regulares y promover la resistencia no la velocidad. Corren cada vuelta y se entregan al máximo con un único objetivo: ganar. Sudan, la gota gorda, con el sabor del agotamiento en sus bocas, pero cuando se acercan a la meta sacan un nuevo impulso, porque es la última vuelta y saben que ya no hay excusas, ¡ o ahora o nunca !. Al  menos una vez antes de  que dejes este mundo, le debes a Dios y a tí mismo experimentar lo que se siente en esa última vuelta, cuando das todo lo que tienes. La victoria nunca es fácil. Escribe Pablo: "Estad listos. Os enfrentáis a enemigos que no podréis vencer solos. Tomad toda la ayuda que podáis recabar, usa toda arma que Dios os ha dado para que cuando acabéis todo, y sólo quedan los gritos de victoria sigáis de pie..."

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