domingo, 15 de noviembre de 2020

Hacer lo debido

                            Érase una vez un buey y una mula. El buey le dijo a la mula: 'Fínjamos estar enfermos', a lo que la mula respondió:'No, tenemos que acabar el trabajo.' El buey fingíó estar enfermo y el dueño le trajo heno fesco. Cuando volvió la mula de arar, el buey le preguntó cómo le había ido.'Bien' le contestó ésta. '¿Y qué dijo el dueño de mí?' inquirió el buey. 'Nada' contestó la mula. Al día siguiente el buey fingió seguir enfermo. Cuando la mula volvió al establo, le preguntó el buey: '¿Cómo te fue hoy?' 'Pues bien' dijo la mula.Después de una semana de lo mismo, preguntó el buey: '¿Dijo algo el dueño de mí hoy?' Contestó la mula: 'Bueno, a mí personalmente no me dijo nada, ¡pero lo ví hablando largo rato con el carnicero!. 

                              Debes entender esto: tú estás en este mundo para cumplir un propósito divino; si no haces, habrá consecuencias, tanto aquí como en la eternidad. Pablo se centró en su llamado. Poco antes de ser ejecutado escribió: "...He acabado la carrera..." Observa que Pablo no se jubiló, sino que "acabó". En la parábola de los talentos, el hombre que enterró su talento pagó un precio muy alto por ello. Porque en los ojos de Dios el mayor fracaso es no invertir el tiempo, los dones y los tesoros que Él te ha dado para cumplir sus propósitos. Un día tu vida será auditada; se llama "el trono del juicio de Jesucristo". Escfribe Pablo: "La obra de cada uno será manifiesta, porque el día la pondrá al descubierto, pues por el fuego será revelada. La obra de cada uno, sea la que sea,el fuego la probará. Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá la recompensa. Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida..."

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