viernes, 20 de noviembre de 2020

Hay una salida

                                 A menudo culpamos a otros de nuestras debilidades, o encontramos excusas para justificarlas.Un poeta escribió: "Un enemigo al que trato de desenmascarar, me persigue allí donde voy. Derriba mis planes, me bloquea el camino y anula mis mejores aspiraciones. Hasta que un  día le quité el velo que lo cubría, lo miré y he aquí era yo mismo." En las reuniones semanales que tenían los alumnos  con su profesor se desafiaban con estas preguntas: 1) ¿Qué pecados has cometido desde la última vez? 2) ¿A qué tentaciones te has enfrentado?3) ¿Cómo fuiste librado de ellas? 4) ¿Has pensado, dicho o hecho algo de lo que no estás seguro si es pecado o no? Estas mismas preguntas te mantendrán alerta en tu espíritu y bien encaminado. Nos dice Pablo: "...Dios...dará también juntamente con la prueba, la salida, para que podáis soportarla".

                                    En un ensayo titulado Una salida, Alguien expuso: "Camino por la calle, hay un hoyo y me caigo dentro. Me desconcierto; no es culpa mía. Me cuesta mucho salir de él. Voy por la calle otra vez. Hay un hoyo en la acera pero hago como que no lo veo y me vuelvo a caer. No puedo creer que me encuentre en el mismo lugar; al menos, no es culpa mía. Vuelvo a pasear por la calle. Hay un hoyo en la acera; lo veo, pero aún así me caigo--ya se ha convertido en un hábito. Pero al menos ahora mis ojos están abiertos, sé donde estoy y reconozco que es culpa mía. Me levanto inmediatamente. Camino de nuevo por la calle. Hay un hoyo en la acera. Lo rodeo. Y por último, ¡me voy por otra calle!.          

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