La Biblia nos dice: "Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él hará derechas todas tus veredas" . Pero ¿qué pasa cuando esa vereda te lleva por dolor, presiones y problemas? Así fue el camino de Juan el Bautista. Éste no merecía la cárcel, pues era nada menos que el Precursor de Cristo y la voz de Dios en la comunidad. Y por si fuera poco Jesús era su primo. Así que mandó un mensaje a Jesús preguntando: "¿...Eres tú el (Mesías) o esperamos a otro...? Podermos parafresarlo así: "Señor, si estoy haciendo tu voluntad, ¿cómo es que me encuentro en esta situación? Es una pregunta motivada por expectativas incumplidas. Nosotros también pensamos: 'Señor, si he obedecido, ¿porque no me van mejor las cosas?' Y si estás sirviendo al Señor, cuesta todavía mas aceptarlo.
Alguien escribió acerca de la muerte de su hija: 'Nunca olvidaré esos gritos agudos penetrantes de mi hija, y que el Dios no pudo haberla ayudado miró a esa joven dedicada a Él...y decidió no hacer nada y dejar que su muerte fuera una estadística más" ¡Qué ejemplo claro de expectativas fallidas! Jesús pudo haber salvado a Juan, pero no lo hizo. En su lugar, le envió un mensaje deiciendo: "No te preocupes, todo va como tiene que ir, el reino está siendo establecido. Hiciste bien tu trabajo.". Seguro que no era la respiesta que Juan esperaba, pues éste buscaba una solución a sus problemas inmediatos, mientras que Jesús estaba levantando un reino eterno. La próxima vez que Dios no cumpla tus expectativas, no es que no le importes, es que Él ve el panorama global y está tratando con cosas que no podrías entender. En estos momentos confía en Él.
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