Un doctor dijo una vez: "El dolor es el precio del amor". Cuanto más amas a alguien , más te aflige su muerte. La conmoción, la confusión , la depresión, el vacío y el enojo son emociones del proceso. Cuando Jesús llegó a casa de Lázaro, Su amigo llevaba muerto cuatro días. Marta, hermana del difunto, estaba decepcionada y quería saber por qué Jesús no había venido antes o por qué no había evitado la muerte. "¿ Por qué Señor?", una pregunta que nos hacemos cuando nos abruma el dolor. ¿Cómo reaccionó Jesús? La Biblia dice que al ver a María y los otros acompañantes, "Jesús lloró" . Y Puesto que Él lloró, es normal que tú también lo hagas. Las lágrimas no significan falta de fe; sólo indican que eres humano. Aquel que te dio la capacidad de amar entiende el duelo y la pérdida; por eso te hizo capaz de llorar.
¿Cómo demostramos nuestra pena? Un terapeuta afirma: "No muy bien, generalmente oponiendo mucha resistencia. Muchas veces con enojo, queriendo evitarla....Otras pataleamos y gritamos hasta que llegamos a un estado de sosiego en el que nos resignamos a la situación". La resignación no significa ceder ante la desesperación porque "la despedida momentánea pero el reencuentro es eterno" Pablo dice: "Todos seremos trasformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos trasformados, pues es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción y que esto mortal se vista de inmortalidad...entonces se cumplirá la palabra que está escrita: ·Sorbida es la muerte en victoria".
No hay comentarios:
Publicar un comentario