Cuando el pueblo de Dios estaba esclavo en Babilonia, el Señor les dijo así: ".....Construid casas e instalaos en ellas, plantad huertos y alimentaos de sus frutos. Casaos y tened hijos y dad vuestras hijas a otros hombres ....de este modo creceréis....Buscad el bienestar de la ciudad...pues de su bienestar dependerá el vuestro....En cuanto pasen setenta años en Babilonia os visitaré y haré que se cumpla mi promesa....haciéndoos volver a este lugar. Yo conozco mis designios....de bienestar, no de desgracia, pues os ofrezco un futuro y una esperanza".
Aquí hay una enseñanza importante. Mientras esperamos a que Dios arregle las cosas, tenemos que seguir siendo productivos. Mientras aguardamos la intervención de Dios, muchos creemos que deberíamos quedarnos quietos, aunque haya mucho por hacer a nuestra mano. El problema es que lo único que nos preocupa es nosotros mismos. Cuando fallamos, la única persona que tendemos a ver es a nosotros mismos. Sin embargo Dios nos pide que mientras esperamos a que Él haga algo bueno por nosotros, hagamos algo bueno por otros. Cuando bendices a los demás, le abres un canal a Dios por el que encauzarse y bendecirte. ¡Así es como funciona !
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