Si murieras hoy, ¿irías al cielo? Antes de responder lee esta historia. En 1871 cuando un incendio asoló la ciudad de Chicago dejando trescientos muertos y más de cien mil personas sin hogar, un procurador ayudó a mucha gente a salir adelante. Después de dos años de incansable esfuerzo, él y su familia decidieron tomarse unas merecidas vacaciones. El plan era ir a Inglaterra y unirse a Moody en una cruzada evangelística y después seguir por Europa. Como el procurador se retrasó, decidió enviar a su familia primero y encontrarse con ella más tarde al otro lado del Atlántico.
Pero nunca lo consiguieron. Cerca de Terranova su buque colisionó con un velero inglés y se hundió en menos de veinte minutos. La mujer del congresista, Ana, sobrevivió porque se agarró a restos del naufragio, pero sus cuatro hija perecieron. Al día siguiente, el congresista recibió de su esposa un angustioso telegrama con dos palabras: "Única superviviente". Él se reunió con ella inmediatamente.
Más tarde, cuando le estaba contando lo sucedido a Moody, el congresista dijo calmadamente: "Todo está bien; hágase la voluntad de Dios". De hecho fue en aquellos días de dolor inmensurable los que le inspiraron a componer el maravilloso himno que ha consolado a tantos:" Cuando la paz como un río acompaña mi camino, cuando la tristeza me inunda imparable como la marea; sea cual sea mi destino, me has enseñado a decir: Todo esta bien en mi alma, todo está bien". ¿Puedes cantarlo tu también? Si puedes; si aceptas a Jesús como tu Salvador personal. ¿Por qué no lo haces hoy? ¿Quién sabe lo que puede deparar el día de mañana?
No hay comentarios:
Publicar un comentario