sábado, 29 de diciembre de 2012

Reflexionando y siendo agradecido

                                                                                                    Alguien hizo un comentario acerca del Árbol Benefactor: "Cuando el chico era todavía muy pequeño, se columpiaba con las ramas del árbol, se comía sus manzanas y dormía bajo su sombra, y el árbol le gustó esos años. Pero al crecer, el muchacho pasaba menos tiempo con él.'¡Venga, vamos a jugar! decía el árbol, pero el jovencito solo estaba interesado en el dinero.' Entonces toma mis manzanas y véndelas', dijo el árbol. El lo hizo y el árbol era muy feliz. El mozo no volvió durante mucho tiempo, pero el árbol se alegró muchísimo al verlo de nuevo. '¡Ven acá vamos a jugar! Pero el hombre era mayor y estaba cansado del mundo, queriéndose escaparse de todo.' Córtame, hazte un barco con mi tronco y así podrás navegar a donde quieras!, le dijo el árbol. El hombre lo llevó a cabo y el árbol estaba muy contento. Pasaron muchas temporadas y el árbol esperaba y esperaba. Finalmente, el hombre, ya muy mayor, volvió demasiado viejo para jugar, perseguir riquezas o surcar los mares. 'Todavía me queda una buena cepa; siéntate y descansa un rato' le dijo el árbol. Él accedió, y el árbol se quedó tan a gusto"
                                                                                                       El comentarista continuó; "Mirando al fuego y dejando pasar mi vida mientras iba envejeciendo' con el árbol y con el niño, me identifiqué con los dos, y me causó mucho dolor. ¿Cuantos árboles benefactores' habrán aparecido en mi vida? ¿Cuantas personas me habrán dado de ellas mismas para que yo pudiera crecer, realizar mis objetivos y sentirme realizado y satisfecho? 'Gracias Señor, por cada uno de ellos'. Aquella noche lloré;pero cuando me metí en la cama sonreí diciendo: Buenas noches Señor'. En aquel instante era un hombre agradecido, contento por haber tomado tiempo para reflexionar...".                      

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