jueves, 12 de septiembre de 2013

Espejito, espejito mágico

                                                                   Muchos de nosotros no estamos satisfechos con lo que vemos en el espejo. Es mas, algunos están tan poco satisfechos que nos gastamos   una fortuna para cambiarlo. Y aunque esté bien cuidar la apariencia, Dios no nos dio nuestro físico para demostrar lo que valemos para los demás. Sin importar que rasgos físicos hayas heredado, aquí hay algunas verdades que merece la pena tener en cuenta: Si te amargas por tu físico estarás en desacuerdo con Dios. La Biblia dice que no tienes ningún derecho a recriminarle a tu Creador. Eres una vasija moldeada por un alfarero; y el barro no le reprocha: '¡Detente, los estás haciendo mal!' Dios te creó para que seas Su vasija de barro, un recipiente práctico y utilizable; no un bonito adorno para lucir. Tu valor no depende de tu físico, sino de lo que contiene: el mensaje de la gracia de Dios que cambia las vidas. Amargarte por tu físico viene de falsas comparaciones 
Hoy en día se nos empuja a aspirar ideales inalcanzables de belleza. Modelos retocadas nos venden de todo en televisión, desde cereales hasta automóviles. ¡bajemos de las nubes! "...Ellos manifiestan su falta de juicio al medirse con su propia medida y al compararse consigo mismos" La insatisfacción que tengas con tu apariencia proviene de desconocer el propósito maravilloso y creativo que Dios tiene para ti.       

No hay comentarios:

Publicar un comentario