La Biblia dice: "...Sed bondadosos...perdonándoos unos a otros, como Dios...os perdonó a vosotros..." Alguien afirmó: "Después de que perdonas...consigues entrar en ese proceso en el que operan el poder de Dios y tu esfuerzo personal conjuntamente. Deshacerte de lo que guardas no siempre es tan sencillo como abrir tu puño cerrado y dejarlo salir, aunque la liberación a veces sea inmediata. Por ejemplo, hay quienes dejan de fumar de golpe, mientras que otros tienen que mascar chicles de nicotina años y años. Cuesta mucho deshacerse de las viejas costumbres, pero para librarse del temor es necesario lo siguiente: a) Reafirmar tu decisión de perdonar una y otra vez, siempre que te vengan a la mente esos viejos pensamientos. b) Hacer las paces con el hueco que ocupaba la amargura, los remordimientos y los pensamientos negativos, hasta que Dios ocupe el lugar de esa nueva morada de manera permanente.
c) Dejar atrás las relaciones y a la gente del pasado que no te convengan y cuyo fin es seguir aireando tus viejas heridas.
Cuando cambias, pones en evidencia a aquellos que no lo hacen. Se dan cuenta de que ellos también necesitan ser transformados y eso les asusta. d) Así como tu salvación fue inmediata pero después tienes que con mucho cuidado, la liberación que te da el perdón es inmediata pero después tienes que andar en sanidad. e) Vivir una vida libre de la carga del resentimiento y de lo contaminante que resulta la falta de perdón es el primer paso, seguido de otros muchos. Cada uno de ellos se vuelve más fácil...a medida que nos alejamos de nuestras viejas costumbres y nos acercamos a la luz...
Pablo dijo: "Cristo nos libertó para que vivamos en libertad" y cada vez que liberamos algo o a alguien, recibimos libertad para nosotros mismos en abundancia. Se trata de un principio espiritual garantizado, demostrado con el tiempo y respaldado por la promesa de Dios.
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