lunes, 23 de septiembre de 2013

La actitud en el trabajo que Dios aprueba

                                                                    El primer empleo para un estudiante que había terminado la carrera de periodismo, fué para un importante periódico, pero los periodistas novatos solian empezar escribiendo "esquelas", pero a este joven le frustraba tal trabajo. 'Podría estar haciendo reportajes de calidad dignos de ganar el premio Pulitzer', pensó para sí mismo, 'y aquí me he quedado escribiendo "esquelas"'. Por fín se armó de valor para preguntar al director: '¿Cuando me va a encargar una historia importante?' El director, un hombre mayor y gruñón,refunfuñó: 'Mira chaval, nada de lo que escribas se leerá con tanta atención como lo que estás haciendo ahora. Si escribes mal un nombre, o te equivocas en una fecha, la familia se molestará. Pero si haces justicia a la abuela de uno, o a la madre de otro; les alegrarás la vida, te estarán eternamente agradecidos y las palabras que escribas, saldrán en sus conversaciones'.
                                                                    Las cosas cambiaron, Prometí que haría las llamadas que hiciera falta', Haría todas las preguntas que fueran necesarias. Daría un paso más'. De eso se trata, de escribir "esquelas" para otros como te gustaría que otros las escribieran para ti, "esquelas" de las que merezcan ser recordadas, porque algún dia alguien así lo hará. Este periodista empezó a destacarse en otros géneros, y hasta publicó un libro para aprender a escribir, con más de un millón de ejemplares vendidos. Pero nada de eso habría ocurrido si no se hubiera dedicado de lleno a las "esquelas". Entiende bien esto: Si no puedes experimentar el espíritu en el trabajo que haces hoy, entonces no podrás experimentar a Dios hoy (puesto que Él siempre está presente).  

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