viernes, 26 de septiembre de 2014

Trabajar duro

                                                        Se cuenta de un jockey que había ganado más carreras que nadie. Cuando le preguntaron el secreto de su éxito, este respondió que antes de la carrera iba a los establos y le leía este poema a su caballo: "Las rosas son rojas, las violetas azules, los caballos que pierden la carrera acaban hechos pegamento" (en inglés riman las palabras  "blue" azules, con "glue", pegamento) ¡Tenemos suerte que Dios no usa ese método con nosotros! Pero puesto que Él es el Jefe del Universo, Su Palabra habla mucho acerca de las responsabilidades y las recompensas del trabajo duro. "...Obedeced a vuestros amos terrenales con respeto y con integridad de corazón. No lo hagáis sólo cuando os estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. Servid de buena gana como quien sirve al Señor y no a los hombres. Y vosotros, amos, corresponded a esta actitud...sin amenazarlos. Recordad que tanto ellos como vosotros, tenéis un mismo Amo en el cielo, y que él no tiene favoritismos"
                                                         Si tú eres el jefe, utiliza las siguientes pautas: 1) Organiza. Asegúrate de que cada puesto es ocupado por el empleado idóneo. 2) Delega. No trates de dirigirlo todo. Dales a tus empleados la autoridad para lo que los contratastes y también la libertad de hacerlo. 3) Supervisa. No obtienes lo que quieres sin supervisión. 4) Valora. Es difícil encontrar buenos empleados. Si quieres guardar a los que tienes, valóralos y recompensa sus esfuerzos.      

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