Martin Lutero comparó el estudiar la Biblia a recoger manzanas. Primero sacudes el tronco, luego las ramas principales, luego las ramas mas pequeñas, luego los palitos y por último miras debajo de cada hoja. No hay ningún otro libro en el mundo como él. Puedes leer el mismo versículo cientos de veces y siempre ver algo diferente; porque la Biblia está inspirada por Dios: "Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz" Luego añadió: "Prestad atención a los que oís, porque con la medida (de aplicación y estudio) con que medís, os será medido, y aún se os añadirá (en virtud y conocimiento) a vosotros los que oís".
¿Quieres crecer espiritualmente? ¿Tener mejores amistades? ¿Triunfar en tu carrera? ¿Vencer la ansiedad y encontrar la paz? ¿Acabar con un mal hábito? ¿Ser sanado de heridas emocionales del pasado? Entonces medita, discurre, reflexiona, "rumia" mentalmente y verbaliza la Palabra de Dios. En lugar de vivir de las reflexiones espirituales de otros, estudia la Palabra de Dios por ti mismo y deja que el Espíritu Santo te bendiga con enseñanzas que van a transformar tu vida. Jesús dijo: "El Espíritu toma mi mensaje y te lo comunica". Experimentarás la verdad de esas palabras cuando personalices la Escritura que lees.
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