miércoles, 12 de octubre de 2016

"...Hagamos bien a todos..."

                                                    Cuando te hieren, tienes tres alternativas hacia los ofensores: a) hacerles daño; b) evitarlos; c) Pedir por ellos y buscar la forma de bendecirlos. Pablo dijo: "Cuando se presenten las oportunidades... hagamos el bien a todas las personas(no sólo lo que es útil o provechosos para ellas sino también lo que beneficia su progreso espiritual) Seamos bendición para todos". Estamos tan obsesionados con la forma en que nos tratan los demás que no nos damos cuenta  de cómo los tratamos a ellos. No queremos que se aprovechen de nosotros, sobre todo si hemos vivido malas experiencias. El temor y el pavor no solo nos hacen hipersensibles a todo lo que dicen y hacen los demás, sino que llegamos a malinterpretar sus intenciones y a verlos de forma negativa.
                                                      Es muy fácil estar preocupado, pensando que alguien te va a tratar mal si esos ya ha sucedido antes. Para evitarlo es fundamental no pensar en ello. ¿Implica que la persona no tendrá que dar cuentas de su actitud contigo? No. La Biblia afirma: "...Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí . Así que ya no nos juzguemos más los unos a los otros ..." Entrégale la situación a Dios - y no se la pidas de vuelta-. Luego sé de bendición para todos. En otras palabras, contempla pensamientos que te ayuden. Al hacerlo, no te fijarás en los agravios personales. Además, tal actitud le permite a Dios actuar en el ofensor - y en ti-.       

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