lunes, 10 de octubre de 2016

No juzguemos a los demás, amémoslos

                                   Puedes ayudar a la persona que tiene  una aventura extramarital y orar con ella sin haber pasado tú por lo mismo.Recuerda que eras pecador antes de ser salvado por la gracia de Dios,así que actúa con humildad y no caigas en la trampa de creerte mejor que los demás.Alguien afirmó: "Dios relega la ofensa al olvido permanente ", así que muestra gracia cuando te encuentres con personas cuyo estilo de vida te incomoda. Interesate por sus cosas y haz que tu relación con ellas sea sin ideas preconcebidas o prejuicios. Míralos como individuos lastimados,amados por Dios, como gente que necesita la misma gracia que tu recibiste. Cuando amas a aquellos que no son fáciles de amar, haces lo que Dios hizo por ti.El hecho de que alguien sea diferente no significa que tengas que desecharlo o considerarlo inferior. Tú no quisieras ser juzgado o menospreciado por razón de tu color, cultura o apariencia, así que no lo hagas tú con otros.
                                    Puesto que la Biblia deja claro que no debemos imitar a quienes tienen costumbres pecaminosas podemos pensar que somos mejores que ellos. Ese es el pecado de orgullo. A  eces creemos que amar y aceptar a ciertas personas equi ale a apro ar su pecado. Nuestra tarea es ser respetuosos y aceptarlas como lo hizo Jesús. En su caso, unas veces fueron diferencias raciales  (los samaritanos) otras, diferencias de estilo  de vida (la mujer en el pozo que se había divorciado cinco veces )o diferencias de clase (Nicodemo). Jesús amó y aceptó a todos tal y como eran, aunque al mismo tiempo los inspiró a superarse y enderezar su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario