Leemos en la Biblia: "...José tenía muy buen físico y era muy atractivo...La esposa de su patrón empezó a echarle el ojo y le propuso...Acuéstate conmigo. Pero José no quiso saber nada, sino que le contestó: - Mire señora mi patrón ya no tiene que preocuparse de nada en la casa, porque todo me lo ha confiado a mi...¿Cómo podría yo cometer tal maldad y pecar así contra Dios? Y por más que ella le acosaba día tras día para que se acostara con ella y le hiciera compañía, José se mantuvo firme en su rechazo. Un día, en un momento en que todo el personal de servicio se encontraba ausente , José entró en la casa para cumplir sus responsabilidades. Entonces la mujer de Potifar le agarró del manto y le rogó: '¡Acuéstate conmigo!' Pero José dejando el manto en manos de ella, salió corriendo de la casa.".
Fijémonos en la frase "Ella lo acosaba día tras día". La tentación de José se daba siempre que estaba cerca de una persona: la esposa de Potifar. Y sucedía siempre que estaba en un lugar: la casa de Potifar. Así que salió corriendo. No porque fuera débil, ¡sino porque era sabio! Entendió bien que si merodeas alrededor de la tentación durante mucho tiempo estás jugando con fuego y al final te vas a quemar. Entonces, ¿qué personas y qué lugares debes evitar? ¿Qué fuentes de tentación necesitas eliminar de tu vida para vivir en victoria?. La letra de una canción respecto a un jugador compulsivo dice: "Tienes que saber cuándo guardar las cartas, cuándo doblarlas, cuándo plantarte y cuándo escapar". No deshonras a Dios si huyes pero te deshonras a ti cuándo no lo haces.
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