miércoles, 13 de septiembre de 2017

Confesar los pecados

                                                       Cuando pecas a sabiendas, te estás rebelando contra el gobierno de Dios en tu vida, y te sentirás mal por ello. Precisamente ese sentimiento de culpa es la prueba de que eres un verdadero hijo redimido de Dios; en casi contrario, tu pecado no te incomodaría. Imagínate un adolescente diciéndole a su padre "Lo siento, papá, pero me llevé tu tarjeta de crédito y compré cerveza para los amigos". Es muy probable que el padre no lo hubiera descubierto nunca, sobre todo si no se le daban bien las cuentas. Pero por los remordimientos de conciencia, el hijo sacó el tema a la luz y declaró: "Papá, no debería haber comprado la cerveza. No debería haber mentido sobre mi edad. No debería haber usado tu tarjeta de crédito. Confiabas en mí y te he fallado. Lo siento, no lo volveré a hacer". Eso es una confesión y así debemos hacer en oración.
                                                          La palabra griega que se traduce cono "confesión" significa "estar de acuerdo con Dios". Cuando confesamos nuestros pecados, nos ponemos de acuerdo con Dios en cuanto al pecado que hay en nuestras vidas,revelado por la Palabra y el Espíritu Santo. Cuando confesamos nuestro pecado, lo verbalizamos, somos limpios, y recibimos el perdón. Es cierto que muchas veces duele confesar, pero eso mantiene la comunión que tenemos con nuestro Padre Celestial, limpia, transparente y cercana. No es que Dios deje de amarnos si no lo hacemos, sino que ya no nos sentimos con confianza como para acercarnos a Él. ¿Tienes algún pecado que confesar? "Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad".           

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