martes, 5 de septiembre de 2017

Respeta a todos y no rechaces a nadie

                                                          Para que funcione una relación, debemos aceptar las diferencias del otro. En la familia se debe respetar el punto de vista de cada miembro. No tenemos por qué estar de acuerdo en todo, pero si respetar los motivos del otro. Pablo dijo: "...Con todos trato de encontrar algo que tengamos en común...". A muchos de los que nos declaramos seguidores de Cristo nos cuesta aceptar valores y puntos de vista distintos a los nuestros, y "transigir" nos parece un pecado. Algunos hemos pasado de una vida extremadamente inmoral a la fe en Cristo, y después de habernos convertido no nos relacionamos con quienes no están de acuerdo con nosotros o no aceptan nuestros nuevos valores. A veces la familia se resiente porque intentamos imponer nuestra opinión a nuestros seres queridos y marcamos límites para dejar fuera a quienes no concuerden. ¡Que mal uso de la fe cristiana!.
                                                             Jesús no condenó a los que lo crucificaron, sino que oró así: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen...". Él no los veía moralmente malos, sino espiritualmente ciegos. Les dijo a sus discípulos: "Nadie puede venir a Mi, si el Padre...no lo atrae...". Tu labor es amar a las personas y la labor de Dios es cambiarlas. Así que deja de intentar hacer lo que sólo puede hacer Dios. Si tienes paciencia e inviertes en las relaciones personales, respetas los puntos de vista ajenos y siembras la buena semilla, a la larga recogerás una cosecha muy satisfactoria. Es tu amor, y no el peso de tu argumento, lo que puede dar esperanza a los más lastimados y mostrarles que las heridas del alma humana si tienen cura. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario