lunes, 4 de septiembre de 2017

Mantén tus lentes espirituales limpias

                                                         Un día le limpiaron el parabrisas a un hombre en una gasolinera. Cuando terminó el empleado, el hombre le dijo: "¡Que mal hecho está!" Vuelve a limpiar el limpiaparabrisas, que está tan sucio como cuando empezaste". Así que el empleado lo hizo de nuevo. El hombre lo inspeccionó y dijo con frustración: "Esa luna no ha cambiado para nada". La mujer del hombre estaba sentada dentro del coche a su lado y se estaba enojando. Le cogió las gafas al marido, se las limpió y se las devolvió. El empleado había hecho su trabajo correctamente, pero el problema era el cliente. En lo espiritual, lo que ves y cómo lo ves depende de las gafas con que lo mires.
                                                           Cuando miras a través de las lentes de los celos y de la envidia, te amargas por las bendiciones de otros. Cuando miras a través de las lentes de la inflexibilidad, hablas y actúas sin misericordia ni gracia. Cuando miras a través de las lentes del temor y de la incredulidad, limitas a Dios y desperdicias la oportunidad de que Él haga algo por ti. Cuando miras a través de las lentes del egoísmo, te pones a ti primero y sufren tus seres queridos. Cuando miras a través de las lentes de la negatividad y del cinismo, la gente empieza a evitarte porque tu compañía no les resulta grata. Del mismo modo que hay que limpiar las gafas de la contaminación que te rodea, también hay que limpiar el corazón y la mente. ¿Cómo se hace? Jesús dijo: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado". Tu perspectiva de la vida se mantendrá acertada por medio de la oración y la lectura de la Palabra a diario.   

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