Hay una anécdota sobre tres hombres abandonados en una isla desierta con poca esperanza de ser rescatados. Un día, mientras caminaban por la isla, uno recogió una lámpara vieja y deslustrada. Al frotarla apareció un genio y ofreció cumplir un deseo a cada uno. El primer hombre dijo: "Deseo volver a mi oficina en Boston". ¡Pum! Allá se presentó. El segundo dijo: "Deseo volver con mi familia en Londres". ¡Pum! Allí apareció. El tercero miró a su alrededor y dijo: "Qué solitario se ha quedado esto" Deseo que vuelvan mis amigos". El problema de desear es que no existen las lámparas maravillosas ni los genios. ¡Pero Dios si existe! Y puesto que Él está al mando de tu vida y es mas poderoso que cualquier genio, cuando tus deseos se conviertan en oraciones acordes con Su voluntad, se podrán hacer realidad.
Te preguntarás: "¿Pero eso lo enseña la Biblia?". Claro, en ella leemos: "Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido". Pero incluso cuando tu deseo es conforme a la voluntad de Dios necesitas una cosa más: fe. La fe tiene dos funciones: a) abrirte los ojos para ver que las promesas de Dios son personales; b) hacer de puente para alcanzar la promesa de Dios para tu vida. Entonces ¿que deseas? Si es la voluntad de Dios podrás conseguirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario