Cuando el Señor te insta a que te arrepientas, Él te da el tiempo y la gracia para hacerlo. Si no lo haces, habrá consecuencias. "Yo le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere...Por tanto, Yo la arrojo...y en gran tribulación..." Estos versículos son unas "flechas " que van dirigidas a ese pecado de rebeldía del que no te quieres deshacer. Pecar siempre es una elección. Si decides seguir pecando puede que llegue un momento en el que tu capacidad para decir "no" esté tan debilitada que te conviertas en un esclavo de lo que has elegido. Mientras prefieras la recompensa que ese pecado te proporcione, no vas a querer librarte de él. La palabra griega para arrepentimiento es "metanoia", que significa: cambiar, darte la vuelta e ir en sentido contrario.
/Un consejero escribió: "Continué intentando no cometer un pecado en particular, orando sobre este asunto una y otra vez, sólo para hacerlo de nuevo mas tarde...Finalmente me enfadé con Dios y grité: '¿Por qué no me ayudas a quitármelo?' y Él me respondió: "Porque aun no estás indignado con él; todavía lo estás disfrutando". Protesté: 'No, lo odio', a lo que Él me contestó: 'Si lo odiases lo suficiente, ya lo habrías dejado'. En aquel momento me di cuenta de que me gustaba más la satisfacción que ese pecado me daba que la de la obediencia. Descubrí otra cosa más: No era capaz de odiar al pecado lo suficiente con mis propias fuerzas carnales como para llegar a un verdadero arrepentimiento, y me quedaba indefenso ante la autodegradación. El arrepentimiento es un regalo de amor que viene de parte del Señor. Y hasta que permitamos que ese amor opere en nosotros, tocando y exponiendo esas áreas que guardamos tan cuidadosamente, no podremos cambiar" De manerra que, pide hoy a Dios que te ayude a recibir el regalo que es el arrepentimiento.
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