jueves, 27 de septiembre de 2018

Aprender a estar satisfecho

                                                   A  veces el contentamiento significa: (1) Aprender a ser felices con menos- Un alto ejecutivo decidió pasar unos días en un monasterio. 'Espero que su estancia sea muy bendecida' le dijo el monje que le acompañó a su celda. 'Si necesita algo, háganoslo saber. Le enseñaremos como vivir sin ello'. La felicidad no consiste en conseguir todo lo que quieres, sino en disfrutar lo que Dios te ha dado. Pablo dijo que había aprendido a sentirse satisfecho "...así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". 
                                                    (2) No te olvides de que las cosas podrían ser peores. Snoopy estaba tumbado en su casita de perro un Día de Acción de Gracias, quejándose de tener que estar en ese lugar comiendo comida de perro, mientras todos esos humanos estaban adentro en sus casas comiendo pavo con salsa y pastel de calabaza.' Pero podría ser peor, claro' reflexionó al fin, 'yo podría haber nacido pavo'. El recordarnos a nosotros mismos que 'podría ser peor' puede ser un arma poderosa para fomentar nuestro contentamiento.
                                                    (3) Entiende que lo que buscas es espiritual, no material. Pablo nos advirtió que tuviéramos cuidado con "la avaricia, que es idolatría". Nuestro problema no es querer más; lo que condiciona todos nuestros deseos es el querer, de verdad, tener a Dios. Como dijo San Agustín: Nuestras almas no descansaran hasta que descansen en Tí'. ¿Cómo va a dejarnos Dios que nos sintamos como en casa, cuando este mundo no es nuestra casa? Nuestra insatisfacción, si se lo permitimos, puede agudizar nuestra hambre espiritual e incitarnos a orar: "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra".   

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