lunes, 10 de septiembre de 2018

Cortando orejas

                                                    Cuando Jesús fue traicionado por Judas, no hizo nada aunque podría haber llamado a doce legiones de ángeles en Su defensa. Luego vino la multitud, le echaron mano y le arrestaron. Pedro, dispuesto a defender a Jesús, sacó la espada y le cortó la oreja al siervo  del Sumo Sacerdote. Impulsivo, siempre a la que salta, Pedro estaba pensando: '¡No tenemos por qué aguantar esto!'
Pero Jesús le dijo: '¡No es así como se resuelven las cosas!' Y a continuación "tocó la oreja del hombre y lo sanó". Pedro estaba hablando cuando lo que necesita era oír, y haciendo cosas cuando no necesitaba hacerlas. Necesitaba aprender cómo esperar en Dios, ejercitar la humildad y  el discernimiento. Dios tenía grandes planes para Pedro, pero si deseaba alcanzar a las personas para Cristo, no podía hacerlo desenvainando la espada y cortando orejas,furioso. He aquí una lección.
                                                      Nuestra palabras incisivas pueden impedir que otros oigan. No podemos dar rienda suelta a nuestra ira, cuando nos apetezca. Es preciso que seamos sensibles a Dios. Si nos dice 'no digas nada', es preciso que permanezcamos callados, incluso aunque eso signifique que alguien crea que tiene razón, cuando nosotros sabemos que no es así. Debemos decir: "Sí, Señor", y aceptar que Él no nos debe una explicación. ¿Cuantas veces impedimos el crecimiento espiritual de alguien, o que las bendiciones de Dios se manifiesten en nuestras vidas, porque no controlamos lo que decimos? Quizás creas que esto no tiene ninguna importancia comparándolo con el robo o el adulterio. Tenlo en mente: "El que guarda su boca, guarda su alma; mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad".        

No hay comentarios:

Publicar un comentario