El evangelista Lucas nos cuenta....Le salieron al encuentro diez hombres leprosos...y alzaron la voz diciendo: ¡Jesús Maestro, ten misericordia de nosotros!...les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes....mientras iban, quedaron limpios". La lepra deparaba una muerte lenta y dolorosa. Primero se perdían los dedos de la mano, lo que impedía al afectado trabajar, luego los de los pies y ya no podía andar y más tarde atacaba a los órganos internos. Todos los días se perdía algo más de uno mismo. Este relato nos ofrece cinco enseñanzas útiles:
1) Si te sientes como que "algo de tí se está perdiendo", acude a Jesús. Él puede rescatar lo que has perdido y devolverte la paz y el gozo. 2) "Alza la voz". ¡No te importe hacer el ridículo! Los desesperados hacen cosas desesperadas. Dios promete: "Me...hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón " 3) Todo lo que te diga hazlo. No le pongas condiciones a Dios. Y no pretendas tener la misma experiencia que otros. Jesús les dijo a los diez leprosos: "Id, mostraos a los sacerdotes". ¿Por qué no les tocó sin más, como había hecho con otros enfermos? No lo cuestiones, ¡obedece! La fe no exige explicaciones. 4) Da un paso de fe. Lucas nos dice: "Mientras iban quedaron limpios". Tienes que andar en el camino; cada paso te acerca más al objetivo. Pero no va a suceder nada hasta que no des el primer paso de fe. 5) ¡Empieza a alabar a Dios!Sólo uno de los diez leprosos regresó para dar las gracias, y a Jesús eso no le pasó desapercibido. Podrás volver a Dios con confianza a pedir tu próxima respuesta si sabes que ñle diste las gracias por la anterior.
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