lunes, 20 de enero de 2020

Examina tus hábitos

                                           Dios dijo: "Todavía hoy hacen como antes : no temen al Señor ni guardan sus estatutos ni sus ordenanzas, ni hacen según la ley y los mandamientos que prescribió el Señor..."
Entiende esto: Cuanto más alimentes un hábito, más se apoderará de tu vida. Si no lo crees, pregunta a alguien que se esté recuperando de alguna adicción; sólo estamos dispuestos a cambiar cuando tocamos fondo. Los hijos pródigos no vuelven a casa hasta que lo han perdido todo, aunque no tiene que ser así contigo. Tu Padre celestial está esperando recibirte de nuevo. Eres hijo del Altísimo y la esclavitud no es parte de tu naturaleza. Sin embargo nunca vas a quedar libre hasta que odies tus cadenas. Ya sea que estés atado al abuso de sustancias, a una relación  o a una vida desordenada, tus circunstancias no van a cambiar hasta que tu mente se deshaga de antiguos patrones de pensamiento y sea renovada por la Palabra de Dios.
                                           Comienza a desarrollar nuevos hábitos, porque lo que haces de forma regular, se convertirá en algo permanente. Comienza con el hábito de leer la Biblia. Que su lectura sea la primera actividad en tu lista de tareas diarias; si no lo haces así, nunca lo harás. La Palabras de Dios son: "...vida para los que la hallan..." Aparta un tiempo determinado para orar, o si no, todo lo demás acaparará tu tiempo y no te dejarán ni un momento para hacerlo. En oración, Dios te dirá como se siente respecto a muchas cosas. ¿Puedes permitirte el lujo de vivir sin su consejo? Asiste a la iglesia con regularidad, apóyala con tus finanzas, ejercita tus dones espirituales y empieza a invertir tiempo y energía en relaciones que te desafíen y afirmen espiritualmente. Dios te dirá cosas en su casa que no te dirá en ningún otro lugar. Tus hábitos diarios están forjando un futuro irreversible. Si quieres saber donde te diriges --¡examínalos!.                

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