martes, 15 de julio de 2014

"...Oh Señor...Te ruego me des éxito hoy..."

                                                           Raramente sabemos de antemano la transcendencia de lo que hacemos o lo que dejamos de hacer en nuestro trabajo. La Biblia dice simplemente: "...Todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño..." El judaísmo, el cristianismo y el Islam tienen sus raíces en Abraham, que era labrador. Llegó el momento en que este "...era viejo, bien avanzado en años"
Así que decidió que era el momento de buscarle una esposa a su hijo Isaac. Puesto que en esos días no había agencias matrimoniales por Internet, le encomendó la tarea al jefe de sus criados, Ellezer.
Este se puso en camino con una caravana de diez camellos y se dirigió a donde le había indicado Abraham. Encontrar una esposa para el hijo de su patrón era una tarea importante que había que planear bien y cumplir al detalle; tarea en la que por nada quería equivocarse. Así que comenzó su busca con una oración: "...Dios de mi señor Abraham, te ruego que me des éxito hoy..."
                                                            ¿Pides tú alguna vez a Dios para que te de éxito en el trabajo? Algunos se preguntan si está bien pedir por eso. ¡Por supuesto que sí! Ahora bien, si haces del éxito laboral un ídolo, tendrás que buscar la forma de destronarlo. Pero en general si no eres capaz de pedir
para que Dios prospere lo que haces, entonces deberías de hacer otra cosa. Todo buen padre quiere que su hijo triunfe. Todo buen empresario quiere que sus empleados triunfen, porque de su éxito depende la prosperidad de su empresa.

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