miércoles, 18 de marzo de 2015

"...¿Quieres curarte?"

                                                       Ser herido es algo inevitable, pero de ti depende  quedarte con el daño.Puedes elegir o bien ser víctima para siempre y darle vueltas a cómo deberían haberse hecho las cosas o bien aprovechar la experiencia para volverte más fuerte y más sabio. Jesús conoció a un hombre en el estanque de Betesda que era paralítico y que había estado en cama durante treinta y ocho años.Cuando Jesús se enteró del tiempo que llevaba allí, preguntó: "¿Quieres curarte?"  Después de treinta y ocho años lo más probable es que este hombre viera su minusvalía como parte de su identidad. Llevaba tanto tiempo discapacitado que se tenía a si mismo por víctima: "...no tengo a nadie que me meta en el estanque..." Traducido. " A nadie le importo". Pero a Jesús sí, y le ordenó que se levantara y caminara. Ahora bien, el hombre tuvo que poner fe de su parte para superar esos viejos y arraigados sentimientos  de desaliento y autocompasión, pero cuando obedeció a Jesús fue curado en el acto.
                                                         Dios nunca te obliga a sanar, ni siquiera cuando estás herido. Tienes que ser tu, quien quiera recuperarse y tomar una decisión firme de que lo puedes hacer por la gracia de Dios. Afrontémoslo, la iglesia está formada por seres humanos llenos de defectos que a veces hablan sin pensar y hieren a los demás ¿Pero eso no es razón suficiente para abandonarla!.
"...Os ha llamado Dios para formar un solo cuerpo..."  Fuera de ese cuerpo no desempeñas ninguna función y te faltan tanto el alimento como el propósito, de tal manera que comienzas a morir espiritualmente. Se necesita la misma energía para optar por curarte como sentirte impotente, pero las consecuencias de una u otra decisión son muy diferentes. Una alternativa te deja paralizado con lo sucedido y la otra te da esperanza para el futuro. ¿Cuál vas a elegir?.    

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