Alguien escribió: "La pérdida de una relación nos puede hacer sentir abandonados y totalmente destruidos.... Para muchos, el divorcio significó dejar la casa en la que crecimos, nuestro barrio, nuestros amigos, nuestro colegio...incluso nuestra iglesia porque teníamos verguenza, porque nos condenaron quienes debían haberse preocupado por nuestra alma. Usando la misma metáfora de Joel, las langostas se comieron nuestra familia; más langostas se comieron nuestras amistades...y otras tantas se comieron nuestra iglesia... Pero Dios prometió esto: "...Nunca jamás será mi pueblo avergonzado". No puedo decirte como será la restauración...o cuando sucederá. Unos verán sanarse sus relaciones con padres y hermanos ... algunos formarán nuevos y buenos matrimonios y familias ... y otros tendrán que esperar al cielo, donde todo lo torcido se enderezará, toda herida sanará y toda lágrima se enjuagará".
Un maestro de la Biblia comentó: Resiste la tentación de desesperarte o de sumergirte en la desilusión. Puede que te sientas como si hubieras perdido años, oportunidades, dinero y los beneficios de tanta inversión personal, pero mira que fantástica promesa de redención: "Yo os restituiré los años que comió la langosta". Nadie sobre la faz de la tierra puede compensarte nada. Nadie puede pagarlo. Nadie puede enderezar las cosas o hacer que sean justas. La presión y la manipulación no traerán justicia alguna. Así que suelta el pasado y deja que Dios colme tu vida de nuevas bendiciones. Si estás lleno de resentimiento y de ira, no quedará lugar para Sus regalos. Dios te compensará si te mantienes a la expectativa en fe y le agradeces el poder apropiarte de sus promesas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario