viernes, 31 de marzo de 2017

Usa lo que Dios te ha dado

                                                  Uno de los mejores cumplidos de Jesús fue a una mujer de la calle que derramó sobre su cabeza un perfume costoso en un frasco de alabastro: "Ella hizo lo que pudo". Dios no nos pide más y tampoco merece que le demos menos. Una noche de 1837, una mujer llamada Florence oyó que Dios le decía que tenía una misión especial en su vida. Nueve años más tarde , esa misión comenzó a tomar forma  cuando una amiga le envió información sobre una institución en Alemania que formaba a diaconisas. Allá se fue y aprendió a cuidar enfermos. En 1853 se convirtió en la superintendente de un hospital femenino de Londres. En 1854 cuando estalló la guerra de Crimea, trabajó de voluntaria para cuidar  de los soldados británicos y luego se fue a Constantinopla. Una vez en Turquía, le encargaron ejercer de enfermera  en un hospital militar.
                                                  Era una sociedad dominada por hombres y los médicos se mostraban hostiles con ella. El hospital estaba deplorablemente sucio. Ella decidió cambiar las cosas y comenzó a cuidar de los pacientes usando al principio, las provisiones que se había llevado y luego haciendo campaña, por carta,  para abastecer el hospital. Pasaba largas horas a diario en las salas, atendiendo casi a cada soldado herido que ingresaba. El consuelo que les aportaba durante las rondas nocturnas le hizo ganarse el apodo de "la dama de la lámpara". ¿Quien era? Florence. Una de sus citas más famosas es " Nunca puse una excusa ni acepté ninguna". Entonces, en lugar de centrarte en los talentos y recursos que no tienes, usa los que Dios ya te ha dado.  

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