El enojo

                                                 Alguien escribió: "Todo comienza con algo muy insignificante, como una gotita de agua...Alguien te quita el aparcamiento,otro te adelanta en la autopista, la camarera es lenta y tienes prisa, se te quema la tostada...Con la suma de esas gotas de enojo, aparentemente inocentes, se llena un cubo de rabia...No confiamos en nadie...gruñimos a cualquiera que se acerque...nos volvemos una bomba de relojería  andante que, con la cantidad necesaria de tensión y miedo podría explotar...No podemos negar...que el enojo existe. ¿Cómo lo controlamos? Jesús hizo referencia a la muchedumbre que lo mató con un "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen"...No vio como asesinos a aquella multitud sedienta de sangre y de muerte, sino como víctimas...No vio en sus caras odio, sino confusión ... No los consideró como un pelotón militante sino "como ovejas que no tenían pastor"..."...No saben lo que hacen...".
                                                   Piénsalo bien...No tenían la mas mínima idea de lo que estaban haciendo...Era una multitud cegada, con rabia por algo que no podían entender, y lo pagaron nada menos que con Dios. No sabían lo que estaban haciendo y muchas veces nosotros tampoco lo sabemos. Por mucho que odiemos admitirlo, somos ovejas sin pastor... nacidas de una eternidad para acercarnos a otra de forma vertiginosa... No podemos dar respuestas a interrogantes sobre el amor y el dolor... no podemos solventar el enigma del envejecimiento...no sabemos como sanar nuestro cuerpo o llevarnos bien con nuestros compañeros... A lo que quiero llegar en esto: el enojo incontrolado no mejorará nuestro mundo, sin embargo la comprensión solidaria si lo logrará. Una vez que comencemos a obrar, no desde una postura de enojo sino de compasión... nos damos cuenta de que las luces están apagadas... y un montón de gente tropieza en la oscuridad... Entonces ahí nosotros debemos encender velas".