miércoles, 29 de marzo de 2017

Esa gente que se queja de todo, y lo critica todo

                                                 Alguien escribió: "Raquel, una amiga de mi mujer, no paraba de quejarse de su trabajo...la empresa, la economía, sus pocas ventas...Al final la frené y le dije: 'Es muy sencillo. Puedes elegir. O bien aceptas las nuevas políticas de la empresa, vas al trabajo con una actitud positiva y das lo mejor de ti cada día o te buscas otro trabajo. Pero hagas lo que hagas, deja de quejarte porque no sirve de nada; cambia de trabajo o cambia de actitud'...Se acabó la conversación, y también nuestra amistad. Eso pensé. Llevaba meses que no me hablaba hasta que me la encontré en una fiesta y me dijo que había decidido seguir mi consejo. Se quedó en su puesto de trabajo, dejó de quejarse y empezó a vender más.
                                                    Tres meses después de cambiar de actitud, sus ventas habían aumentado en un 30 por ciento y un año después hasta un 70 por ciento... El otro día, tres años después de nuestra conversación inicial, me la volví a encontrar y le pregunté como le iba. Me contó que durante los dos últimos años sus ventas habían seguido creciendo. La han ascendido dos veces y ahora tiene el trabajo de sus sueños, el que siempre quiso tener, y siente más entusiasmo y pasión que nunca. ¿Te está saboteando la queja? ¿Y a tu equipo?... Hace diez años que yo me encontraba en una situación parecida, pero aprendí que cuando dejas de lloriquear y decides hacer algo positivo al respecto, empiezan a cambiar las cosas". La Biblia coloca en la misma categoría a los quejumbrosos y a los gruñones: son gente que "solo quiere que se cumplan sus deseos egoístas...solo para aprovecharse". En lugar de hacer eso, llénate de fe dando gracias a Dios por Sus bendiciones y confiándole tu futuro.     

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