jueves, 10 de enero de 2019

La vida y sus altibajos

                                                        Decía un predicador: 'Amigos, si yo fuera Dios, tu cuerpo siempre tendría 18 años, podrías comer lo que quisieras y mantenerte en el peso perfecto; tu esposa, ya no tan joven,tendría la cara y la silueta de un ángel; tu esposa de años tendría todo su cabello intacto y un torso de atleta; tus niños serían pequeños Einsteins; tus hijos adolescentes serían cooperativos, lógicos y coherentes. Siempre haría 25 grados; la nieve sería cálida y se desharía por la noche y no habría gente mala. ¡Pero qué lástima, que yo no soy Dios! Y por eso envejecemos, engordamos, nos cuesta educar a los hijos,tiritamos en invierno y sudamos en verano, y tenemos que aguantar a gente desagradable- ¡Bienvenido a la vida y a sus altibajos! Estas cosas no son ni castigos ni pruebas de que eres defectuoso por naturaleza; tampoco son muestras de que el cielo o el infierno te hayan elegido para "perseguirte" de manera especial, ni indican que tal vez no eres salvo. No, ¡no son más que la realidad de la vida! Jesús dijo: "...En el mundo tendréis aflicción...".
                                                           Al igual que ocurre en el universo físico, hay en nosotros una ley subyacente de "ondas mecánicas". Según esta, nuestra energía, emociones y creatividad se propagan y se contraen continuamente. A veces parece que estuviéramos en la cima de una montaña, otras que la montaña está encima de nosotros. Pero ya sea que nos encontremos en el punto más alto o en el más bajo, la ley de ondas mecánicas de Dios está en acción--y es para nuestro provecho. "Tiempo de llorar (punto bajo)  y tiempo de reir (punto alto), tiempo de hacer duelo (punto bajo) y tiempo de bailar (punto alto)" Aunque es mucho más divertido reir que llorar, "Él ha hecho todo apropiado a su tiempo..." Tranquilo; Dios, que es el Alfa y la Omega, ha predispuesto las estaciones de tu vida. No importa en cual te encuentres en estos momentos, su Palabra para hoy es: "...Bástate mi gracia...".  
                                                            

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