A veces el hecho de que somos productivos y de que trabajamos duro pretende justificar nuestra falta de amor, bondad, amabilidad, paciencia y todos los demás "frutos del Espíritu".Pero eso no encaja con las enseñanzas de Jesús. Él dijo: "...Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos...". ¿Cuando fué la última vez que saliste de tu rutina para ayudar a alguien, sin esperar nada a cambio? Decía la Madre Teresa: "Un día vivido sin demostrar amor por los demás, no es un día bien vivido" Amar a la gente debe ser un estilo de vida, una actitud permanente, un compromiso diario. Alguien comentó: "Mucha gente ha sido atraída a las iglesias por la bondad manifestada en actos de amor cristiano que por todos los argumentos teológicos del mundo. Y mucha más gente se ha marchado de las iglesias por la dureza y falta de amor de los llamados cristianos que por todas las dudas del mundo".
¿Te has parado a pensar alguna vez y a considerar que esas irritaciones que llegan a tu vida a diario no son más que oportunidades que Dios te da para que llegues a ser más como Cristo? Hace unos años, alguien escribió: "¿Qué hace el Señor para expandir mis horizontes y ayudarme a ver lo egoísta que soy? Muy fácil: Me da cuatro hijos movidos que me pisan los pies, me arrugan la ropa,me tiran leche encima, manchan los cristales de las ventanas y dejan golosinas pegadas en la moqueta...Ser desinteresado es algo que va en contra de nuestra naturaleza egoista. Significa que estamos dispuestos a dejar de lado nuestra comodidad, nuestras preferencias, nuestro programa y nuestros deseos en beneficio de otros. Y eso nos lleva de vuelta a Cristo".
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