miércoles, 30 de octubre de 2019

¡No juzgues!

                                            Cuando criticas a alguien, tienes que vértelas con Dios. La Biblia dice: "¿Quién acusará a los escogidos de Dios? ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió...el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo?. Tus hermanos en la fe no son perfectos, pero Dios dice  que les ha "aceptado en su amado hijo" No hay nada de lo que los puedas acusar que Dios no conozca. Párate y piensa un poco: al desacreditarlos, estás cuestionando a Aquel que los redimió, dando a entender que se equivocó y que no sabe lo que está haciendo. Dices: ¿Pero no debo hablar cuando algo no está bien? Si, pero ten cuidado, no te pases de la raya y acabes condenando a la persona en cuestión. Tu actitud debe de ser de alguien que quiere ayudar, perdonar y reconciliarse. Cada vez que juzgas algo sobre lo que no tienes autoridad, estás fuera de tu jurisdicción. Pablo escribe: "¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pié, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerlo estar firme" A Dios le compete juzgar a las personas--¡y no necesita que le ayudes!.   

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