martes, 1 de octubre de 2019

"...Nada me faltará..."

                                                     ¿Te acuerdas cuando las cosas materiales que tienes ahora eran sólo un sueño? Ahora te das cuenta de que la felicidad duradera no proviene del automóvil que conduces, el dinero que tienes en el banco o la casa donde vives. Las palabras "El Señor es mi pastor, nada me faltará" nos enseñan que lo que tenemos en Dios vale mucho más de lo que no tenemos. He aquí dos relatos que nos ayudarán a darnos cuenta de esa verdad.
                                                      Primer testimonio: Durante un viaje misionero, un pastor estaba dirigiendo la alabanza en una colonia de leprosos, cuando una mujer que se encontraba de espaldas al púlpito de repente se volvió. "Tenía el rostro más horroroso que jamás había visto" comentó el pastor
"La lepra le había carcomido la nariz y las orejas. Levantó sus manos sin dedos y preguntó: '¿Podemos cantar la canción "Considera tus Bendiciones"?" Ahogado por la emoción, el pastor salió del servicio, seguido por un miembro del equipo quien le preguntó: 'Seguro que no vas a volver a cantar nunca esa canción'. Sí replicó el pastor, 'pero nunca la cantaré de la misma forma'.
                                                      Segundo testimonio. A una persona que le diagnosticaron esclerosis múltiple a la edad de 32 años. Durante los siguientes 16 años, esa enfermedad le costaría su carrera, su movilidad y finalmente su vida. Pero nunca perdió su actitud de agradecimiento. Cuando los amigos de la iglesia le pidieron que compilara una lista de peticiones de oración, les respondió con 18 bendiciones por las que estar agradecido y seis cosas por las que orar. ¡Sus bendiciones eran tres veces más que sus necesidades! Él descubrió que lo que tenía en Dios era mayor que cualquier otra cosa que no tenía en la vida. ¿TRe has percatado tú de lo mismo?.

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