lunes, 28 de octubre de 2019

Tus oraciones tienen peso delante de Dios

                                               En el Antiguo Testamento, Abraham viajó hacia el sur . Cuando llegó a Guerar, leemos que: "...decía que Sara su esposa, era su hermana. Entonces Abimelec...mandó llamar a Sara y la tomó..." ¿Puedes imaginarte como se sintió Sara, encerrada y sola en el palacio, pensando en lo que le esperaba a manos de su captor? Y lo peor del caso es que su marido a quien había confiado su vida, había permitido esta situación. No se nos dice cómo oró Sara aquella noche . Pero su oración debió de haber tocado el corazón de Dios porque " vino a Abimelec en sueños...y le dijo: La mujer que has tomado ...es casada...devuelve la mujer a su marido...para que vivas. Pero si no la devuelves...de cierto morirás..." Las directivas de Dios son siempre muy claras, no hay ambivalencia en lo que dice: El corazón del rey (está) en la mano del Señor. Él lo inclina hacia todo lo que quiere". Eso quiere decir que aún las autoridades que no saben que tú existes, tiene que pararse y escuchar lo que Dios dice, porque Él: "no hace acepción de personas" Entonces ¿qué puedes hacer cuando te sientas impotente para cambiar una situación que no causaste? ¿o cuando alguien a quien amas y en quién confías te defrauda? ¡Ora! En lugar de volverte amargo o temeroso, clama a Dios. Él te oirá como oyó a Sara. ¿Cómo puedo estar seguro de eso? Porque su Palabra dice: "...La oración ferviente...es muy eficaz". Aunque ahora las cosas estén bastante complicadas --y Sara se encontraba en una situación crítica aquella noche--sin embargo tus oraciones tienen peso delante de Dios.

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