Hubo una persona que se licenció en la Universidad de Harvard, trabajó para la revista Newsweek y en poco tiempo escaló hasta la cima de la organización. Sin embargo en su intento de ser como las imágenes del mundo artificial que la rodeaba pasó años luchando contra la bulimia. Cuando finalmente se liberó de su enfermedad escribió: "Perder peso no me cambió la personalidad ni tampoco alivió el bagaje emocional que acarreaba desde la infancia. Pensé que quería estar delgada. Pero lo que de verdad deseaba era ser feliz y ni mi apariencia ni mis logros pudieron darme eso. Puesto que no me amaba ni me aceptaba, la aceptación de otros nunca era suficiente. Cuando trataba de ser perfecta los demás me veían como distante e inasequible, aunque yo lo que buscaba era justamente lo contrario.
Luego comparte cinco principios que te pueden trasformar: "1) Tu obsesión por ser perfecto te atrapará en la soledad, porque las relaciones enriquecedoras solo se comentan en la trasparencia y la aceptación totales. 2) Tu obsesión por ser perfecto te hará ver los fallos como algo a ocultar en lugar de oportunidades de desarrollarte. 3) Tu obsesión por ser perfecto te hará preocuparte en exceso de lo que vas a ser en el futuro, en lugar de disfrutar lo que ya eres ahora. 4) Tu obsesión de ser perfecto te robará las posibilidades de hacer que tu vida cuente, porque al centrarte continuamente en ti mismo no tienes nada para dar a los demás". Recuerda esto: Dios no necesitó crearte sino que eligió hacerlo. El día que naciste sonrió y dijo: "¡Excelente!". Cuando de verdad captes esa verdad empezarás a superar el problema de no sentirte "del todo perfecto".
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