jueves, 6 de septiembre de 2012

Alégrate, eres perdonado

                                                         Solemos perdonar a otros con más facilidad que nos perdonamos a nosotros mismos.Eso sucede especialmente si fallamos en áreas fundamentales de nuestra vida, como el matrimonio o la carrera; o cuando nuestras acciones han lastimado a alguien; o cuando nuestros malos hábitos nos han dañado; o cuando sabemos que no estamos actuando como deberíamos: ¿Que hacer entonces?
                                                         1) Reconócelo. No tengas miedo a confesar lo que has hecho.No eres el único. No eres el primero, ni tampoco el último que va a fallar. Una vez que hayas recibido el perdón de Dios, busca el apoyo de un amigo de confianza.
                                                          2)Bórralo.A menudo lo que nos agobia no es la ofensa en si, sino el remordimiento y la tensión que se produce cuando recordamos nuestras acciones.Rememorar tus fracasos no ayuda a nadie y tampoco le agrada a Dios. Cuando vengan esas cosas a la memoria, ¡ aprieta el botón de "Borrar"! Luego centrate en el hecho de que Dios te ha perdonado y déjalo en el pasado.
                                                          3) Repercutirá en la vida de tus seres amados.
Tu decisión no te concierne a ti solo, sino que cuando te regodeas en el remordimiento, tiendes a hacerte más crítico e introvertido, y también menos abierto y afectivo. Por consiguiente, tu cónyuge,tus hijos, tus padres, tus colegas, tus amigos sufren las consecuencias.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario