martes, 4 de septiembre de 2012

¿Te estás desviando del sendero marcado?

                                                         Alguien relató acerca de un paseo en balsa que hizo con unos amigos:"Fue difícil al principio mover la balsa desde la playa...parecía que había una fuerza que nos quería dejar en la orilla. Pero poco a poco se hizo más fácil
y entonces nos relajamos. Y cuando más relajados estábamos, de repente nos dimos cuenta de la seriedad de nuestra situación, pues habíamos navegado tan fácilmente que nos habíamos alejado demasiado de la playa y era difícil regresar.Para nuestra seguridad, tuvimos que agarrar con una mano la balsa y con la otra nadar con fuerza. Pasaron veinte minutos, pero apenas nos habíamos movido del sitio. Por fin un socorrista llegó en su kayak; animados por su presencia bromeamos acerca de la distancia que nos separaba de la orilla.¡Pero él no estaba de bromas! Unas boyas naranja marcaban los límites de donde podíamos llegar. Pero no habíamos hecho caso de las mismas y nos habíamos adentrado cinco veces más de la distancia permitida. El
socorrista no nos abandonó, pero tampoco nos ayudó. Cuarenta y cinco minutos mas tarde...llegamos a la playa, extenuados y temblando."
                                                          En la vida, normalmente no abandonamos de golpe nuestros valores, sino que nos vamos alejando paulatinamente y nos despertamos en lugares que nunca pensamos que llegaríamos a estar.El pecado es muy sutil; te hace creer que todo está bien, hasta que te das cuenta un día en donde te has metido. Como creyente, la Palabra de Dios debería estar tan arraigada en tu corazón que siempre desees hacer lo que es correcto.  

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