viernes, 1 de noviembre de 2013

Hay esperanza

                                                                    Cuenta una vieja leyenda de un ángel que fue enviado por Dios para informar a Satanás que le iba a quitar todos los métodos que usaba para derrotar a los cristianos. El diablo le rogó que le permitiera mantener sólo uno. "Déjame quedarme con la depresión" - suplicó - El ángel pensando que aquella era una petición pequeña, estuvo de acuerdo. "¡Qué bueno!" - exclamó - Satanás . Se rió y dijo: "En ese solo regalo los tengo todos".
                                                                     En un libro sobre la depresión ya agotado, el escritor Roger Barret la describe como una "experiencia desgraciada que te deja exhausto, sin querer participar de nada, y en profunda desesperación...Te sientes perdido, atrapado...¡Es horrible!".
                                                                     En todas las edades, el pueblo de Dios ha luchado con esa debilitante emoción. El clamor de Elías: "Basta ya, oh Dios quítame la vida" es el clamor de un hombre abatido. Otros, como Job y David, conocieron la misma agonía del alma, pero salieron de ella con una fe más firme. ¡Eso es alentador!
                                                                      Las causas de la depresión pueden ser espirituales, mentales o físicas, y no debemos temer el buscar consejo cristiano y ayuda médica.Cualquiera que sea la causa inicial, a Satanás le encantaría derrotarnos manteniéndonos sin esperanza. Es por eso que necesitamos que nuestra ayuda máxima viene de Dios, porque Él nos ama y anhela que su luz penetre las nubes que nos rodean. Él es el Dios de la esperanza.
                                                                      No queda sin esperanza el que conoce al Dios de la esperanza.   
  

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