Dios te puso en esta tierra con un propósito, aunque eso no te garantiza que los demás lo vayan a entender o que estén de acuerdo con él. Tus detractores pensarán que tu actuación responde a un espíritu orgulloso que busca que los demás hablen bien de ti. Los críticos te tildarán de loco, insensato y charlatán. Tus adversarios dirán que estás controlado por el diablo. Prepárate para ser atacado, pero no dejes que esto te impida avanzar.
La periodista Anna Quindlen, ganadora del Premio Pulitzer en 1992, tenía un ideal en su corazón que la encaminó a algo que los demás no podían entender. En un discurso de graduación en la Universidad, Quindlen habló a los estudiantes:' Cuando dejé el periódico
New York Times para dedicarme a mis hijos, las voces del mundo me dijeron que estaba loca. Cuando volví a salir del periódico para escribir novelas, me volvieron a decir que no sabía lo que hacía. Pero si el éxito no es en tus términos, si se presenta atractivo a los ojos de la opinión pública pero no lo sientes así en tu alma, entonces no es éxito'. Cuando un ideal procede de Dios, a mucha gente le parecerá extravagante, y tendrás que enfrentarte a los pesimistas para lograrlo. Si alguien trata de silenciar tus esperanzas o negarte en el progreso necesario para proseguir tus ideales, tal vez no sea un buen amigo.
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