jueves, 12 de diciembre de 2013

Tu refugio contra las tormentas

                                                           Las escenas devastadoras de algunos desastres naturales son difíciles de olvidar; personas arrastradas por huracanes, inundaciones y terremotos, y vapuleadas como si fueran hojas de papel. Pero los que se preparan de antemano escapan de la destrucción. Aunque no existe una vida sin tormentas y no se nos asegura de que todos tendremos que pasar por problemas y aflicciones. La cuestión es: ¿estás preparado? Lo puedes estar. Dios te protegerá en tiempos de duelo, enfermedad, divorcio, desempleo, soledad y depresión. Tal vez no puedas predecir todas las tormentas de la vida, ni impedirlas, pero puedes prepararte para resistirlas y estar a salvo cuando pases por ellas, haciendo lo siguiente: Fíjate bien donde está el refugio. El momento de buscarlo no es cuando ya estés en medio de la tempestad y de la confusión; es muy importante que sepas Quién y donde está tu protección.
                                                             Una persona sin Dios se ve obligada a convertirse en su propio dios - ¡qué idea tan descabellada! - Pero los que aman al Señor, pueden decir: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por lo tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se transpasen los montes al corazón del mar, aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza".  Por lo tanto, confía en Dios; Él es el único que necesitas.

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