jueves, 10 de abril de 2014

Coraje y sangre fría

                                                       La mayor valentía se demuestra cuando nos enfrentamos al temor. Alguien dijo: "El coraje no es más que el temor ha que no se cumplan tus deseos". Cuando estás seguro de que has escuchado claramente a Dios, la fe te invade y te llenas de valor. Pero luego, al moverte en fe, te topas con los miedos: ¿ Qué pasa si las cosas no van bien ? ¿Qué pasa si me equivoco? ¿Qué va a decir la gente? De repente te enfrentas a un ataque de incógnitas.
                                                        Según Mark Twain: "La valentía consiste en resistir y dominar al temor, no en no sentirlo" Tienes que decidir en tu interior si vas a ser guerrero o aprensivo; no hay término medio. Cuando te enfrentas a un problema de salud, una crisis familiar o dificultades económicas, o bien eliges aferrarte a las Palabra de Dios y luchar o bien cedes ante la preocupación. Mientras vivamos en esta tierra nunca llegaremos a entender del todo por qué a la gente buena le suceden cosas malas. Pero una cosa sabemos: Dios es bueno, ¡siempre! Por lo tanto, cuando llega la adversidad, te puedes rendir ante el temor y dejar que destruya tu paz interior y tu bienestar o te haces un guerrero armado con la Palabra de Dios y te levantas en contra de eso. Cuando el temor te amenace y quiera apoderarse de tu ánimo, mantente firme, y proclama: "En el día que temo, yo en tí confío".    

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