jueves, 17 de abril de 2014

Por el amor de Dios, ¡contrólate!

                                                         Un niño dice: Un niño me obligó a hacerlo, papá. Es un niño malo. Intentando dar una lección de responsabilidad a su hijo, el padre replicó: 'Hijo, tienes que aprender que tú eres el guardián de la puerta de tu propia vida. Tú estás en control y nada puede entrar si tú no lo permites'. Eso es una ilustración de como funcionan las cosas en la vida. "Como ciudad sin muralla y expuesta al peligro, así es quien no sabe dominar sus impulsos" ; es decir, como una ciudad indefensa, porque su guardián no supo protegerla. Pero, ¿y si el enemigo es demasiado fuerte? Para todo el mundo esa guerra está en su interior, a la que hay que dominar. Ya sea que  estés enfrentando pruebas en el ámbito social, financiero, emocional o sexual, la batalla debe ganarse espiritualmente.
                                                            Cuando tu territorio personal está siendo atacado, nunca estás abandonado a tus propios recursos, a menos que tú lo desees. Por muy incapaz que te sientas, de lo intimidante que pueda pareecer la situación o de las batallas que hayas perdido, el poder de Dios dentro de tí siempre es capaz de garantizarte la victoria. ¿Cual es la clave para liberar ese poder?. Invita a Dios a llevar el timón y a reorientar tus pensamientos. El Espíritu de Dios no te controlará a la fuerza, pero sí que te hará capaz de dominar tus impulsos, de resistir la tentación, de superar tu vulnerabilidad y de ganar la victoria.

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