jueves, 3 de abril de 2014

"...Queriendo yo hacer el bien, hago el mal..."

                                                           A menos que te propongas por encima de todo decir la verdad, existe una "ley" que dicta nuestros comportamientos, y aun cuando queramos hacer el bien, "el mal está ahí". La realidad es que ( lo que nuestro ordenador interior selecciona automáticamente) es siempre una relajación de nuestros principios.Un escritor comenta: Vivo en Atlanta...ahí crece una planta llamada (pueraira lobata)...una vez que aparece trepando por un árbol o una cerca, si no se la mata inmediatamente se apoderará de toda la vivienda. Un pequeño engaño...una omisión sutil...decir una mentira piadosa...todo es como plantar una semilla de esta planta en el jardín de tu corazón. Para mí es como una pendiente peligrosa, o como tomar un atajo en una carretera no señalizada; pienso que he encontrado el camino más corto...me hago perezoso...y luego me pierdo.
                                                              Si dejo pasar una infracción contra la integridad sin corregirla, siento la llamada del Espíritu Santo, pero a veces hago caso omiso y sigo con mis quehaceres... entonces doy el primer paso para vivir en la oscuridad moral. Las pequeñas mentiras son como bolas de nieve rodando por una pendiente...se les pega mas nieve al bajar y se hacen mas grandes. ¿Como permaneceremos en la verdad cuando estamos predispuestos a transigir? Primero: Tenemos que encomendar nuestro caminar a Dios todas las mañanas, antes de empezar el día. Al hacerlo, elegimos la luz frente a la oscuridad, cuando todavía no hemos tenido tiempo de fallar. Segundo: Tenemos que  ser sensibles a la guia de Dios. Es una decisión personal, pero nuestro crecimiento será en función del tiempo de devoción que dedicamos a nuestro caminar con el Señor.

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