lunes, 30 de septiembre de 2019

Tu Pastor y tu Señor

                                                     Abraham Lincoln escribió: "Muchas veces me he arrodillado delante de Dios, empujado por un profundo convencimiento de que no tenía ningún otro lugar adónde acudir. Mi sabiduría y la de todos los que me rodeaban eran insuficientes para esa situación." Muchos de nosotros nos sentimos así algunas veces; la razón es que todos somos ovejas que necesitan un pastor.
                                                      De todas las criaturas de Dios, las ovejas son probablemente las que menos pueden valerse por sí mismas. Van sin dirección: se pueden caer por un acantilado o caerse en un río y ahogarse. Son indefensas: no tienen garras, por lo que no pueden pelear, correr rápido, ni subirse a un árbol por su seguridad: Son sucias, el gato y el perro se pueden limpiar a sí mismos, pero las ovejas se manchan y así se quedan. Tal veza digas: 'No quiero que me comparen con una oveja.' Muy bien, entonces responde a las siguientes preguntas: ¿Hasta que punto eres capaz de controlar tus impulsos? ¿Te has hecho la víctima alguna vez? ¿Tienes una doble personalidad? ¿Estás contento y siempre eres irreprensible? ¿Echas leña al fuego en los conflictos o siempre eres un pacificador? ¿Amas de verdad a las personas o las usas para tus propios fines? ¿Eres generoso, o en general das a aquéllos de quienes esperas recibir algo? En una escalas de uno a diez, cuál es tu puntuación en : temor al hombre, al fracaso, a la enfermedad, a la muerte, al rechazo o al riesgo? ¿Es tu vida transparente como un libro abierto? ¿Con qué regularidad fallas y necesitas perdón; semanalmente, a diario, cada hora? ¡Me parece que necesitas un pastor!  Así que en lugar de decir : 'El Señor es mi pastor' trata de decir: 'Puesto que necesito un pastor, te hago, Dios, el Señor de mi vida.'

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