El segundo concepto erróneo es que la tentación es pecado. El diablo quiere que te culpes por las tentaciones que soportas. ¿Por qué? Porque cuando crees que tú eres el causante , te sientes condenado y desanimado. A medida que sucumbes al desánimo, te conviertes en una presa fácil y satanás te convence para seguir por ese camino y rendirte ante la tentación. Curiosamente te rindes ante el pecado por miedo a ya haber fallado. La tentación en sí no es pecado; sólo lo cometes cuando te rindes a él. Muchos nos vemos espiritualmente deficientes, distantes de Dios, incluso farsantes, porque creemos que nosotros iniciamos la tentación. Imagínate que un ladrón entrara en tu casa y cuando lo pillas te acusa a ti de ser el ladrón , ¿Lo creerías? ¡Por supuesto que no! Eso es lo que hace satanás con nosotros. Después de tentarnos, nos acusa con pensamientos como: "¡Un verdadero cristiano nunca pensaría así!".
Puesto que conocemos nuestras debilidades, sus acusaciones nos suenan convincentes y le creemos. Luego nos sentimos condenados, nos sumimos en el desánimo y nos rendimos a la tentación. No olvides que la condenación viene de satanás. La Biblia dice: "...Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús..." . Cuando satanás envia la tentación, el Espíritu Santo comienza a trabajar en nosotros para ayudarnos a rechazar sus sugerencias y recordarnos que Jesús está pronto para ayudarnos a triunfar. "Pues cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" . Por lo tanro cuando seas tentado rechaza la condenación de satanás y busca el auxilio victorioso de Cristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario